Por: Rita Oznaya / Amazonas de Hierro
It’s time to feel what is really happening (Es hora de sentir lo que realmente está pasando) es el nombre del tour bajo el cual la artista británica Anohni regresó a México después de 17 años, presentándose el 24 de septiembre en el Teatro Metropólitan de la CDMX. La noche comenzó con una breve exhibición de la artista de danza Johanna Constantine, quien apareció en escena con una cornamenta, pintura corporal y un vestido blanco transparente, realizando movimientos oscilantes al compás de lo que solo se puede describir como el oleaje del mar intentando expresar más de una emoción.
A ese ritmo, The Johnsons, los músicos que acompañan a Anohni desde sus inicios, fueron tomando sus respectivos lugares mientras en el centro del escenario aparecía una figura vestida de blanco que se aproximaba delicadamente al micrófono. Why am I alive now? (¿Por qué estoy viva ahora?), cuestiona Anohni mientras, de fondo, se desprende una ligera melodía. Piano, guitarras, percusiones, vientos y cuerdas hacen acto de presencia, dándole soporte a la imponente pero sensible voz de Anohni.
Este existencialista inicio dio paso a un momento más energético, con una transición de la ligereza melódica a la retumbante cadencia rabiosa de 4 Degrees (4 grados). Allí, explícitamente y con un tono más dulce que áspero, se comunica al auditorio un deseo destructivo que, paradójicamente, nos constituye como seres sensibles: ¿quién no desearía devastar un mundo que provoca tanto sufrimiento?
Así se marca la pauta de la noche: una contradicción auditiva, letras desgarradoras con versos sonoros que elevan o relajan. Quizá por eso el nombre del tour, tal vez es una invitación a sentir. ¿Sentir qué? Lo que nuestros sentidos nos alcancen a dictar. Esta idea comienza a tomar protagonismo cuando Anohni pasa de interpretar a explicar. How did I become a virus? (¿Cómo me convertí en un virus?), es el estribillo que se repite en Hopelessness (Desesperanza), la cuarta canción de la noche. No un virus que destruye, ni una analogía del auto-desprecio, sino una forma de aceptación, de entender y aprender a vivir con lo que hemos llegado a ser.
Anohni lo comprende profundamente, y es que su experiencia, capturada en cada una de sus producciones, remite a ese contrasentido entre estar vivo y, al mismo tiempo, contribuir a la muerte y la aniquilación. Sin embargo, no es un pesimismo inexorable, ni tampoco un estoicismo. Es una reflexión perpetua sobre nuestra posición en el mundo y la sociedad. La causa y el efecto, la víctima y el victimario, conversan en la melodía de It Must Change (Tiene que cambiar), un ultimátum dirigido a todo aquello que destruye.
Tiene sentido, entonces, que la voz de la transactivista Marsha P. Johnson, quien también forma parte de la portada de su última producción My Back Was a Bridge for You to Cross (Mi espalda era un puente para que cruzaras) y de quien toma su apellido para nombrar a la banda, apareciera entre canciones.
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