Desde que vimos el cartel de 'Rompan todo' notamos que sería parcial, no nos extrañaron las omisiones al seguir cada capítulo de la serie. Sabemos que en la historia existe un proceso de invisibilización donde se repite al infinito la misma narrativa, la música popular que da forma a la identidad y realidad social las excluye sistémicamente. La consecuencia es una obligación académica, periodística e incluso de escucha.
Contextualizar a las mujeres en el espacio público, en la programación de las estaciones de radio y sobre el escenario es una necesidad que implica la repetición y la insistencia en la difusión por parte de las locutoras, periodistas y las sujetas de estudio. ¿Por qué esperar que cuenten nuestras historias? Debemos incidir en la conversación, de no hacerlo, los documentales y libros sobre las últimas décadas seguirán presentando a las mujeres de manera no ya marginal, sino anecdótica en una tarima bailando go-go.
En América Latina, donde persiste una sociedad tradicional, conservadora y moralista, ser mujer de rock rompió con muchos cánones, una ley no escrita limito su participación. Podían ser artistas o vocalistas en algún grupo masculino, su intervención fue sometida al anonimato y la falta de apoyo, simplemente fueron desplazadas a otras áreas de la industria del entretenimiento.
“Lo músical es político”, así lo expresó Carolina Santos, creadora y guionista del proyecto 'Sirenas rock', le dio un giro a la frase que creció de forma colectiva en las décadas de los 60 y 70, las conexiones personales manifiestan las experiencias sociales, incluso en la música. La serie reunió en el 2020 a 20 protagonistas del rock argentino y nos llevó a investigar la canción que aparecía en el intro de cada episodio, obviamente omitida en la serie de Netflix.
Durante décadas se ha hablado de La
Balsa de Los Gatos como el primer sencillo del rock argentino, hasta
que en el 2017 un flexi con 'Soy Dinamita' de Mery Mitchell nos
proporcionó una nueva perspectiva. La cantante ya era rocanrolera en
1964 con una composición de su autoría. Falleció en el 2018, su
historia apenas se empieza a documentar.
De la misma manera 'Rompan todo' omite
el origen del rock mexicano, se saltan 'El relojito' de Gloria Ríos
y la importancia de Las Mary Jets, el primer proyecto de rock and
roll integrado por mujeres, las estudiantes del Conservatorio de la
Escuela Nacional de Música de la UNAM ya estaban en los escenarios
en 1958. Afortunadamente, contamos con el corto 'La música
silenciada' de Andrea Oliva y el gran trabajo de investigación de la
cantante y socióloga Tere Estrada. La lectura de 'Sirenas al ataque'
nos permite insistir en la repetición de esta historia y tener en
mente a 100 mujeres que fueron protagonistas de la música en nuestro
país.
También
se invisibiliza en Colombia a Elsa Riveros, vocalista del grupo de
Bogotá Pasaporte, y a Silvia O de la banda de Medellín Código. La
referencias también están cambiando en ese país, apenas se empieza
a retomar a la primera banda de rock integrada por mujeres: Szavesta,
un power trío del cual no se tiene ninguna grabación oficial, pero
que se le recuerda a través de la historia oral.
En
Chile se olvida a Denise Corales, reconocida por su trabajo como
vocalista de Aguaturbia, banda pionera del rock psicodélico en 1969.
Por eso es tan importante analizar a profundidad el libro 'Mujeres en
la música chilena' de Yasna Rodríguez Soto y descubrir como su
larga historia está repercutiendo en la actualidad, los datos son
información valiosa que amplían los diferentes contextos.
Podríamos
invertir mucho tiempo en hacer corajes, sabíamos que se trataba de
la visión Rock en tu idioma, incluso podríamos celebrar el final,
se acordaron, pero preferimos cuestionar cómo se sigue escribiendo
la historia, empujar la conversación hacia la visibilización nunca
ha sido labor de quién aplaude sin analizar. Estamos lejos de
nombrarlas a todas, la conversación no ha concluido.
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