La banda tejana se mueve entre el cabaret, folk, pop y psicodélia en una serie de canciones conjuradas por una tabla Oija y una niña que se involucra en un asesinato.
En su segundo álbum de larga duración, el primero para el sello Kill Rock Stars, Natalie Ribbons, por primera vez deja que las canciones sean sobre la vida real, personas reales, para brindarnos un claro testimonio de la visión de la compositora, son memorias de amor, dolor y la necesidad de protegerse del resto del mundo.
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