Acostumbradas a recibirnos con riffs durante más de una década, entramos a este disco con un aire sombrío, es el último material del dueto. Desde el principio sentimos la sensación de pesadumbre, la lucha entre ellas y el club de Tobi parece una derrota, sin embargo no se van en silencio y muchos menos se despiden sin disfrutarlo.
Obtenemos el fuzz y la contundencia de la batería, Becky Black y Maya Miller emiten un último rugido ante lo inevitable. Para la banda, su música era tanto un espacio para crear como su forma de navegar en un mundo feo y desagradable, la selección de canciones de su último álbum reafirma estas ideas.
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