Podríamos partir de la masturbación inmersa en el palabras del título Peaches Does Herself o las probabilidades de un discurso feminista, pero la puesta en escena va mucho más allá, es la historia de una joven que, inspirada por una stripper de 65 años, comienza a hacer música sexual directa como un auto-descubrimiento, su popularidad crece y se convierte en un icono que reúne la diversidad de géneros y preferencias sexuales.
La puesta en escena escrita, dirigida y protagonizada por Peaches fue presentada en Alemania con 40 bailarines y 20 canciones, ahora es adaptada a la pantalla para llevarnos al centro del espectáculo de rock o más bien el “cock show” de 80 minutos que es introducido por un profesor intentando explicar de forma académica el significado de los temas abordados por la discografía de Peaches.
La interrupción de su discurso por una banda de riot grrrl demuestra que las palabras sobran cuando las letras encuentran un mejor contexto a través del sonido y un desfile de vaginas de satén, orgías simuladas a través de la danza contemporánea cortesía de los Fatherfucker Dancers, algunos dildos, una bailarina exótica entrada en años que ama a su esposo Dick y dos she-male, uno caracterizado por la propia Peaches y otro real que reúne la belleza de dos géneros majestuosamente.
Aunque todo parece un salto entre letras y electroclash, hip-hop, punk y rock, se trata de una exposición de choque por medio de la danza y la sexualidad de Peaches expuesta desde diferentes visiones, incluso la de la mutilación, la cual sólo se puede comprender (sin peligro de ofensa) si se cuenta con una mente abierta al humor, la música y el tono de sus canciones.
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