Posiblemente muchas enciclopedias sirvieron para perpetuar clichés sobre grupos y discos en múltiples periodistas musicales, pero en mi caso cada enciclopedia significó descubrir con asombro la abundancia de datos diferentes en cada volumen y las anécdotas que podrían maravillar a cualquier recolector de datos curiosos o aspirante a aprobar el examen anual que realizaba el sello Rhino (solo se realizó uno en México en el año 2001), en ese aspecto mi preferida era la de VH1 por su orden cronológico y cantidad de momentos importantes detallados brevemente, además de los artículos introductorios sobre géneros, tendencias y sellos de Alternative Rock (Third Ear, 2000) de Dave Thompson.
Muchas de éstas enciclopedias se crearon en la década de los 80, pero la mayoría volvieron a reeditarse en el momento en el polvo se asentó para poder ver con claridad el pasado, según dicen los historiadores del rock and roll, fueron actualizadas y revisadas o editadas por primera vez durante la década de los 90 (mi Rolling Stone es de 1995), cuando nació el formato de estación de radio basado exclusivamente en el rock clásico, coincidiendo con la necesidad de preservar la memoria a través del rockumental (BBC, PBS y VH1 se volvieron especialistas en esa área) y la reedición en CD de los discos más importantes de las anteriores cuatro décadas.
Las enciclopedias que conocemos tienen un formato más que probado, basado en puntos importantes y detalles de discografías bastante manoseadas, pero cuando Lillian Roxon editó la primera enciclopedia del rock and roll en 1969 la mayoría de la información surgió de primera mano, de su conocimiento personal de las bandas, de las muchas noches que pasó en Max's Kansas City y, por supuesto, de su labor como una de las primeras mujeres periodistas de rock.
Roxon realizó la primera lista de grupos del género, cubriendo los principales actos y otros que le parecieron interesantes, a la distancia algunos de ellos perdieron su trascendencia, pero sus comentarios y descripciones aún resultan entretenidos, sobre todo cuando el característico humor de la escritora se vuelve más ácido de lo habitual. Años después de su muerte en 1973 se realizó una actualización de su libro, eliminando los datos y grupos más oscuros, razón por la que muchos historiadores del rock consideran bastante inferior esa edición.
La escritora no es ampliamente conocida y muchas de sus críticas musicales se han perdido, por eso el australiano Robert Milliken quiso darle cierto reconocimiento a través de su libro Lillian Roxon: Mother of Rock, que sirvió de base al documental del mismo nombre de Paul Clarke (estrenado en México en el festival Distrital cine y otros mundos 2010), desafortunadamente en ambos casos se exploró su vida personal más que su trabajo como cronista de rock, convirtiendo su historia en puro cotilleo y muy poco acerca de The Rock Encyclopedia, su legado para todos los que empezaron a tomar en serio ese género que en sus inicios parecía algo fugaz y que pronosticaban moriría iniciando la década de los 70.
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