Goldfrapp - Tales Of Us

Alison Goldfrapp y Will Gregory nuevamente volvieron a la campiña británica, ésta vez no encontraron los sonidos sintéticos que en los últimos años habían convertido a Goldfrapp en una extensión de calidad indudable del viejo Xanadu, dejaron a un lado los cortes puramente bailables y siguieron la vereda de regreso hacia los sonidos de Felt Mountain, el álbum con el que debutaron en el año 2000, y Seventh Tree (2008).

Durante dos años el dueto trabajó en Tales Of Us, un material que tal vez no es tan hipnótico y majestuoso como su debut, pero nos introduce en una nueva serie de narraciones con una intención sumamente íntima que desvía el oído hacia la creación de imágenes mentales alrededor de los nombres que dan título a cada canción. Son historias en primera persona que hablan de alucinaciones, amores, cuentos de hadas, folclore modernizado y en ocasiones suspenso, todo dirigido de forma delicada por la voz de Alison Goldfrapp.

Sabemos que el paso de Goldfrapp y Gregory de las luces de neón a sus sonidos sombríos no solo tiene como intención poner un soundtrack al filme que estrenará Lisa Gunning, se trata de esos cuentos sobre nosotros, nuestra personalidad teniendo eco a través de Jo, Annabel, Drew, Ulla, Alvar, Thea, Simone, Laurel, Clay o incluso el personaje sin nombre descrito en Stranger, cada personaje es un regreso al ensueño que hace 13 años nos recordó a una película de David Lynch, aunque con situaciones más accesibles y con una voluptuosa carga sexual.

Indudablemente Goldfrapp ha evolucionado a lo largo de los años a través de la curiosidad en los sonidos, mostrándose impredecibles algunas veces, pero empezamos a ver un patrón que los hace ir en vaivén de lo bailable a los profundos paisajes sonoros cinematográficos que tan bien se le dan al dúo, siempre tienen un regreso a sus experimentos básicos, entre lo mecánico, el dream pop, lo acústico, el peso de las vocales, el piano oscuro y nostálgico y los silbiditos que vibran desde otro lado de la conciencia.

Tales Of Us se inclina defintivamente hacia la narración, sacrifica el sencillo accesible en favor de una construcción elegante, llena de gracia y seducción. Cómo en Felt Mountain y Seventh Tree, el disco es una experiencia completa que se pierde con cortes, omitiendo los saltos entre track y track es la única forma en que esas 10 canciones pueden remontarte a algo que parece tener una antigüedad de 50 años pero con un espíritu futurista, donde las expresiones, la voz y el tono cálido muestran las fortalezas de Goldfrapp, un proyecto de camaleones modernos que pueden ser extremadamente finos.